Matías pidió un instante en la práctica. Habló unos 4 ó 5 minutos. Les dijo a todos los integrantes del plantel que el sábado se había jugado bien, que el partido había demostrado que el equipo iba por la buena senda a pesar de algunos errores que él mismo había que pulir, y que estaba conforme con el rendimiento de los jugadores en general.

Remarcó –el DT en la charla al final del día martes- que había mucho por transitar, que era recién el primer contacto con un rival, y que el azulgrana ilusionaba mucho a la gente que los siguió el fin de semana y a los dirigentes que lo habían podido ver.

Pidió ‘pies sobre la tierra’.

Que botinera va a poder enganchar con esa pinta. Es cierto: si con esos pepés, con ese calzado, todo roto, desmembrado, no suma, como mínimo resta, si no es que divide.

Él va contra la corriente. Cuando el sábado, en el partido frente a Blanco y Negro de Coronel Suárez, todos estrenaron pilchas para sus pies, el pibe (o no tanto ya) dio la nota. Se calzó esos botines con algunos gajos menos, con unos flecos dando vueltas, y hasta con algún hilo colgando.

Obvio, es cierto, y hay que reconocerlo, después no le fue tan mal. Hablo siempre dentro de la cancha, porque como dije antes, y contrariamente a lo que alguna vez me dijo un amigo: ‘el 70 % de las chicas miran tus pies’.

Estos de 1 a 10 están cerca del primero de los números.

Este martes, al igual que en los anteriores de la pretemporada, se pudo ver a los jugadores del plantel mayor del Club Atlético Peñarol sumidos en una jornada de exigencia física. Es que el Profe no le afloja. Si bien hoy comenzó a ver que algunos comenzaban a notar en sus cuerpos el cansancio propio de varios días consecutivos de exigencia se buscó avanzar un poco más en las tareas de entrenamiento.

Hubo actividad en la bajada que desde la Ruta Nacional 33 va en el sentido Bahía Blanca – Pigüé a un lado del puente de la Rastreador Fournier. Ahí los jugadores hicieron diversos movimientos tendientes a tomar más fuerza en sus piernas, y a ir redondeando un día más de preparación.

Robinho no está en el país. Este sí. Robinho es de Brasil. Este no. Lisandro es de Espartilar. Robinho no. Pinilla tiene apellido. Robinho no sé. Robinho es morocho. Lisandrinho no. Como verás diferencias hay muchas entre estos dos jugadores. Si seguimos buscando son las cosas que los separan que las que los unen.

Lo cierto es que Lisandro Pinilla, el ahora Robinho de Peñarol, se la mandó en el partido de Blanco y Negro. En sus primeros minutos con la remera de la Primera División del Peñarol que dirige Matías Cappelletti, el delantero que promete desde las inferiores, y que se esfuerza viajando a dedo para estar en la pretemporada, hizo la Gran Robinho. Le metió una suerte de rabona, la paró, y clavó unos cuantos firuletes en una jugada que quedó en la retina de todos lo que lo miraban.

De buena perfomance según los que saben Lisandro promete.